martes, 31 de agosto de 2010

domingo, 22 de agosto de 2010

ESTRUCTURA

Ana tiene 12 años y está entrando en la etapa de la adolescencia. Va junto a su madre a un acuario muy cerca de casa. La madre le paga la entrada y ella se queda sola en este lugar de animales acuáticos. En él descubre muchas especies que le llaman la atención, va haciendo un recorrido y con su cuerpo ira reconociendo e imitando a algunos de ellos. Pero al llegar al acuario del axolote algo la detiene, no puede alejarse de aquel extraño animal, lo intenta pero hay una fuerza de atracción que la obliga a acercarse. Se asusta pero comprende que se tiene que quedar cerca de él, lo mira y lo contempla y el axolote la mira y la contempla. Primera instancia de reconocimiento.

La pequeña narración va más enfocada a la forma. El tiempo de éste será dado por la mente de Ana, y por lo tanto se mezclaran imágenes que muchas veces parecerán surrealistas ayudado por los colores, las luces y el montaje. Es en este lugar en el que va las imágenes de Ana dentro del agua. Inmóvil. Símil a un axolote.
Primero serán imágenes mas fragmentadas, detalladas y se irán intercalando con la narración,dependiendo de su valor narrativo, serán como flashes o con tiempos más pausados. Yendo hacia el final comienzan a abrirse los planos y verla de cuerpo entero, inmóvil.
Luego de estos dos momentos anteriores nos acercamos más a la vida de Ana. La vemos en el patio de su casa y, muy de lejos, se escuchan a los padres pelearse. Ella intenta alejarse de este momento incomodo. En su jardín tiene un perro y una tortuga, a los cuales no les presta atención. Ana se concentra en dibujar un Axolote y para esto se guía con su propia mano, como si se parecieran. Esta es una segunda instancia de reconocimiento con el axolote.

Ana vuelve al acuario ahora con una carga mayor, sus ojos un poco tristes. Sus padres se pelean y a ella le afecta. Intenta alejarse del axolote, intenta mirar otras cosas pero sabe que no puede. Vuelve la fuerza de atracción y ella corre hacia él, como si no pudiese esperar más tiempo para verlo. La vemos a ella de espaldas y caen gotas del acuario, simbolizando la tristeza, que en realidad no es solo de los padres, sino más bien de darse cuenta que ella esta cambiando. Que ya no podrá ser la misma otra vez. Este es el 3er reconocimiento.

En la escena de la cocina podemos ver algo un poco más concreto de su transformación. La madre esta cocinando pescado, Ana la observa y al cortar al pescado le duele a ella. Ana intenta acercarse a la mama, abrazarla, porque no entiende estos dolores. La madre juega un papel importante, como imagen femenina adulta y modelo a seguir del cual Ana no se siente parte.
La madre le hace un gesto para que vaya a jugar afuera (recordamos que en el corto no hay diálogos legibles, y lo que se escucha está distorsionado, desde la mente de Ana) pero Ana se queda en la cocina mirando como corre el agua de la canilla (la situación del agua corriendo se repetirá un par de veces, sensación de agua, de axolote)

En estos momentos vemos como Ana, que estaba dentro del agua inmóvil (como las imágenes que van apareciendo a lo largo del corto) eran dentro de una bañadera y ana sale al escuchar a la madre que la llama. Esto también le da un acercamiento más “realista” a la escena del agua, donde queda más simbólico lo de niña/axolote y más relacionado con la transformación niña/adulta, y los cambios corporales y mentales que conlleva. Ana sale del agua y se pone una toalla, sale del baño.

Lo que continua esta escena es Ana en la habitación, ella toca su cuerpo semidesnudo sutilmente, se reconoce como un ser que esta cambiando rápidamente, sus pechos comienzan a tener forma y sus pelos se hacen más notorios. Se observa en sus cambios,y se mira impresionada. Se acerca a poner su pijama, pero se da cuenta que no es momento de dormir. Vuelve a su armario y se viste. Vemos a Ana caminando por la calle de noche, segura de sus pasos, como hipnotizada entremezclándose imágenes del axolote y de ella adentro del agua. Ana llega fuera del acuario cerrado.

Sin embargo la vemos adentro mirando al axolote. En este momento hay una danza de reconocimiento y transformación. Los sonidos a lo largo del cortometraje se hacen más presentes, mas sutiles y más fuertes a la vez. Tiene una ropa ligera que se mueve y transforma con ella hasta desaparecer. La mirada de esta transformación será desde la misma Ana y del axolote. Jugando con lentes Ojos de pez para aquellos momentos.

viernes, 20 de agosto de 2010

SINOPSIS

Ana tiene 12 años y esta en la edad que deja de ser una niña para convertirse en una adolescente. Su vida tiene un cambio cuando va con su madre al acuario. Al entrar siente que su cuerpo no puede despegarse de aquel extraño animal que la observa y del cual no puede apartar su mente.
Ana ira sufriendo una transformación en su vida cotidiana que le irá afectando hasta convertirse en un axolote.

martes, 17 de agosto de 2010

THE AXOLOTL SONG !

UN AXO.. QUEeee?!!

UNA CUESTION BIOLOGICA !

El ajolote (Ambystoma mexicanum)"monstruo acuático", o también axolote, es un fenotipo neotenico de anfibio caudado (anfibio con cola). Pertenece a la familia de los ambistomátidos o tilapias tigre que provienen de México.

Su cuerpo es alargado, con un tronco compacto, la cabeza es grande con unos ojos pequeños, y carecen de párpados. Tienen una boca de gran capacidad y dientes diminutos que se disponen en hileras a la entrada de la cavidad oral. Su lengua es retráctil (como la de las ranas). A la altura del cuello tienen tres pares de branquias laterales externas, las cuales utilizan para respirar, tomando agua por la boca y dejándola salir por las agallas moviéndolas.
El axolote ha desarrollado la capacidad de madurar sexualmente y reproducirse conservando el estado larvario o la mayoría de sus aspectos.
Vive sus primeros cuatro años como pez y luego entra en un proceso de metamorfosis. Empieza a desarrollar pulmones y sale del agua para convertirse en un animal de tierra. Carecen de párpados. No se recomienda hacer metamorfosear a un ajolote ya que el 90% de estos muere en el intento debido al estrés que el animal pasa durante este proceso. Si el animal parece sano pero deja de alimentarse aún incluso cambiándole la dieta, quiere decir que se está comenzando a metamorfosear.




SE DICE DE MI..
En la mitología azteca, el ajolote (del náhuatl: atl, "agua" y xolotl, "monstruo"; monstruo acuático), es la advocación acuática del dios Xólotl, de donde provino su nombre. Hermano de Quetzalcóatl y monstruoso a causa del nacimiento gemelar, Xólotl se encuentra asociado a la idea del movimiento y de la vida, de acuerdo con la leyenda del quinto sol. La dualidad se manifiesta en las transformaciones a las que recurre para evitar el sacrificio. Bernardino de Sahagún cuenta que Xólotl rehusaba la muerte, huyendo cuando vio llegar al verdugo y ocultándose en las milpas, se convirtió en una planta de maíz de dos cañas o ajolote (xolotl); al ser descubierto echó a correr otra vez y se escondió en un magueyal, donde tomó la forma de una penca doble o mejolote (de metl, maguey y xolotl). Una vez más lo halló el verdugo y escapó de nuevo introduciéndose al agua, donde se transformó en un pez llamado axolotl.
Ésta es su última metamorfosis. Finalmente, el verdugo lo atrapó y le dio muerte. Xólotl es un dios que le tiene miedo a la muerte, que no la acepta y quiere escapar de ella mediante sus poderes de transformación. 

lunes, 16 de agosto de 2010

MANDAME UN E-MAIL!

Tenemos cuenta! (ojo no bancaria)
Asique si queres contactarnos por alguna inquietud.. deseo de colaborar.. aportar algun dato o idea.. cualquier cosa relacionado con el proyecto.. ahora podes escribirnos a PROYECTOAXOLOTE@GMAIL.COM !!

PROCESO / PROCESANDO

Con tanto por hacer por donde empezar?
Por un lado empezamos a pensar las posibles locaciones y surgio la idea (y deseo) de utilizar un acuario y una pileta como lugar donde nuestra pequeña protagonista tome contacto con los AXOLOTES, y donde se produzca una suerte de "metamorfosis" en la psicologia del personaje.
Otro de los interrogantes fue como representar esos cambios.. pensamos en utilizar la danza, ya que esta disciplina nos permitiria introducirnos/recrear una "situacion onirica" mediante los movimientos corporales..
Ahora a la cuestion de las locaciones le sumamos la coreografa y el castiong...
Decidimos empezar por una coreografa, que con un golpe de suerte se intereso en el proyecto.. ahora seguimos con el casting..

Lo que parecia un kaos, la suerte del feriado lo organizo lentamente.. asique.. asi estamos..

domingo, 15 de agosto de 2010

AXOLOTL

Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl. Iba a verlos al acuario del Jardín des Plantes y me quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl.

El azar me llevó hasta ellos una mañana de primavera en que París abría su cola de pavo real después de la lenta invernada. Bajé por el bulevar de Port Royal, tomé St. Marcel y L’Hôpital, vi los verdes entre tanto gris y me acordé de los leones. Era amigo de los leones y las panteras, pero nunca había entrado en el húmedo y oscuro edificio de los acuarios. Dejé mi bicicleta contra las rejas y fui a ver los tulipanes. Los leones estaban feos y tristes y mi pantera dormía. Opté por los acuarios, soslayé peces vulgares hasta dar inesperadamente con los axolotl. Me quedé una hora mirándolos, y salí incapaz de otra cosa.

En la biblioteca Saint-Geneviève consulté un diccionario y supe que los axolotl son formas larvales, provistas de branquias, de una especie de batracios del género amblistoma. Que eran mexicanos lo sabía ya por ellos mismos, por sus pequeños rostros rosados aztecas y el cartel en lo alto del acuario. Leí que se han encontrado ejemplares en África capaces de vivir en tierra durante los períodos de sequía, y que continúan su vida en el agua al llegar la estación de las lluvias. Encontré su nombre español, ajolote, la mención de que son comestibles y que su aceite se usaba (se diría que no se usa más) como el de hígado de bacalao.

No quise consultar obras especializadas, pero volví al día siguiente al Jardin des Plantes. Empecé a ir todas las mañanas, a veces de mañana y de tarde. El guardián de los acuarios sonreía perplejo al recibir el billete. Me apoyaba en la barra de hierro que bordea los acuarios y me ponía a mirarlos. No hay nada de extraño en esto porque desde un primer momento comprendí que estábamos vinculados, que algo infinitamente perdido y distante seguía sin embargo uniéndonos. Me había bastado detenerme aquella primera mañana ante el cristal donde unas burbujas corrían en el agua. Los axolotl se amontonaban en el mezquino y angosto (sólo yo puedo saber cuán angosto y mezquino) piso de piedra y musgo del acuario. Había nueve ejemplares y la mayoría apoyaba la cabeza contra el cristal, mirando con sus ojos de oro a los que se acercaban. Turbado, casi avergonzado, sentí como una impudicia asomarme a esas figuras silenciosas e inmóviles aglomeradas en el fondo del acuario. Aislé mentalmente una situada a la derecha y algo separada de las otras para estudiarla mejor. Vi un cuerpecito rosado y como translúcido (pensé en las estatuillas chinas de cristal lechoso), semejante a un pequeño lagarto de quince centímetros, terminado en una cola de pez de una delicadeza extraordinaria, la parte más sensible de nuestro cuerpo. Por el lomo le corría una aleta transparente que se fusionaba con la cola, pero lo que me obsesionó fueron las patas, de una finura sutilísima, acabadas en menudos dedos, en uñas minuciosamente humanas. Y entonces descubrí sus ojos, su cara, dos orificios como cabezas de alfiler, enteramente de un oro transparente carentes de toda vida pero mirando, dejándose penetrar por mi mirada que parecía pasar a través del punto áureo y perderse en un diáfano misterio interior. Un delgadísimo halo negro rodeaba el ojo y los inscribía en la carne rosa, en la piedra rosa de la cabeza vagamente triangular pero con lados curvos e irregulares, que le daban una total semejanza con una estatuilla corroída por el tiempo. La boca estaba disimulada por el plano triangular de la cara, sólo de perfil se adivinaba su tamaño considerable; de frente una fina hendedura rasgaba apenas la piedra sin vida. A ambos lados de la cabeza, donde hubieran debido estar las orejas, le crecían tres ramitas rojas como de coral, una excrescencia vegetal, las branquias supongo. Y era lo único vivo en él, cada diez o quince segundos las ramitas se enderezaban rígidamente y volvían a bajarse. A veces una pata se movía apenas, yo veía los diminutos dedos posándose con suavidad en el musgo. Es que no nos gusta movernos mucho, y el acuario es tan mezquino; apenas avanzamos un poco nos damos con la cola o la cabeza de otro de nosotros; surgen dificultades, peleas, fatiga. El tiempo se siente menos si nos estamos quietos.

Fue su quietud la que me hizo inclinarme fascinado la primera vez que vi a los axolotl. Oscuramente me pareció comprender su voluntad secreta, abolir el espacio y el tiempo con una inmovilidad indiferente. Después supe mejor, la contracción de las branquias, el tanteo de las finas patas en las piedras, la repentina natación (algunos de ellos nadan con la simple ondulación del cuerpo) me probó que eran capaz de evadirse de ese sopor mineral en el que pasaban horas enteras. Sus ojos sobre todo me obsesionaban. Al lado de ellos en los restantes acuarios, diversos peces me mostraban la simple estupidez de sus hermosos ojos semejantes a los nuestros. Los ojos de los axolotl me decían de la presencia de una vida diferente, de otra manera de mirar. Pegando mi cara al vidrio (a veces el guardián tosía inquieto) buscaba ver mejor los diminutos puntos áureos, esa entrada al mundo infinitamente lento y remoto de las criaturas rosadas. Era inútil golpear con el dedo en el cristal, delante de sus caras no se advertía la menor reacción. Los ojos de oro seguían ardiendo con su dulce, terrible luz; seguían mirándome desde una profundidad insondable que me daba vértigo.

Y sin embargo estaban cerca. Lo supe antes de esto, antes de ser un axolotl. Lo supe el día en que me acerqué a ellos por primera vez. Los rasgos antropomórficos de un mono revelan, al revés de lo que cree la mayoría, la distancia que va de ellos a nosotros. La absoluta falta de semejanza de los axolotl con el ser humano me probó que mi reconocimiento era válido, que no me apoyaba en analogías fáciles. Sólo las manecitas... Pero una lagartija tiene también manos así, y en nada se nos parece. Yo creo que era la cabeza de los axolotl, esa forma triangular rosada con los ojitos de oro. Eso miraba y sabía. Eso reclamaba. No eran animales.

Parecía fácil, casi obvio, caer en la mitología. Empecé viendo en los axolotl una metamorfosis que no conseguía anular una misteriosa humanidad. Los imaginé conscientes, esclavos de su cuerpo, infinitamente condenados a un silencio abisal, a una reflexión desesperada. Su mirada ciega, el diminuto disco de oro inexpresivo y sin embargo terriblemente lúcido, me penetraba como un mensaje: «Sálvanos, sálvanos». Me sorprendía musitando palabras de consuelo, transmitiendo pueriles esperanzas. Ellos seguían mirándome inmóviles; de pronto las ramillas rosadas de las branquias se enderezaban. En ese instante yo sentía como un dolor sordo; tal vez me veían, captaban mi esfuerzo por penetrar en lo impenetrable de sus vidas. No eran seres humanos, pero en ningún animal había encontrado una relación tan profunda conmigo. Los axolotl eran como testigos de algo, y a veces como horribles jueces. Me sentía innoble frente a ellos, había una pureza tan espantosa en esos ojos transparentes. Eran larvas, pero larva quiere decir máscara y también fantasma. Detrás de esas caras aztecas inexpresivas y sin embargo de una crueldad implacable, ¿qué imagen esperaba su hora?

Les temía. Creo que de no haber sentido la proximidad de otros visitantes y del guardián, no me hubiese atrevido a quedarme solo con ellos. «Usted se los come con los ojos», me decía riendo el guardián, que debía suponerme un poco desequilibrado. No se daba cuenta de que eran ellos los que me devoraban lentamente por los ojos en un canibalismo de oro. Lejos del acuario no hacía mas que pensar en ellos, era como si me influyeran a distancia. Llegué a ir todos los días, y de noche los imaginaba inmóviles en la oscuridad, adelantando lentamente una mano que de pronto encontraba la de otro. Acaso sus ojos veían en plena noche, y el día continuaba para ellos indefinidamente. Los ojos de los axolotl no tienen párpados.

Ahora sé que no hubo nada de extraño, que eso tenía que ocurrir. Cada mañana al inclinarme sobre el acuario el reconocimiento era mayor. Sufrían, cada fibra de mi cuerpo alcanzaba ese sufrimiento amordazado, esa tortura rígida en el fondo del agua. Espiaban algo, un remoto señorío aniquilado, un tiempo de libertad en que el mundo había sido de los axolotl. No era posible que una expresión tan terrible que alcanzaba a vencer la inexpresividad forzada de sus rostros de piedra, no portara un mensaje de dolor, la prueba de esa condena eterna, de ese infierno líquido que padecían. Inútilmente quería probarme que mi propia sensibilidad proyectaba en los axolotl una conciencia inexistente. Ellos y yo sabíamos. Por eso no hubo nada de extraño en lo que ocurrió. Mi cara estaba pegada al vidrio del acuario, mis ojos trataban una vez mas de penetrar el misterio de esos ojos de oro sin iris y sin pupila. Veía de muy cerca la cara de una axolotl inmóvil junto al vidrio. Sin transición, sin sorpresa, vi mi cara contra el vidrio, en vez del axolotl vi mi cara contra el vidrio, la vi fuera del acuario, la vi del otro lado del vidrio. Entonces mi cara se apartó y yo comprendí.

Sólo una cosa era extraña: seguir pensando como antes, saber. Darme cuenta de eso fue en el primer momento como el horror del enterrado vivo que despierta a su destino. Afuera mi cara volvía a acercarse al vidrio, veía mi boca de labios apretados por el esfuerzo de comprender a los axolotl. Yo era un axolotl y sabía ahora instantáneamente que ninguna comprensión era posible. Él estaba fuera del acuario, su pensamiento era un pensamiento fuera del acuario. Conociéndolo, siendo él mismo, yo era un axolotl y estaba en mi mundo. El horror venía -lo supe en el mismo momento- de creerme prisionero en un cuerpo de axolotl, transmigrado a él con mi pensamiento de hombre, enterrado vivo en un axolotl, condenado a moverme lúcidamente entre criaturas insensibles. Pero aquello cesó cuando una pata vino a rozarme la cara, cuando moviéndome apenas a un lado vi a un axolotl junto a mí que me miraba, y supe que también él sabía, sin comunicación posible pero tan claramente. O yo estaba también en él, o todos nosotros pensábamos como un hombre, incapaces de expresión, limitados al resplandor dorado de nuestros ojos que miraban la cara del hombre pegada al acuario.

Él volvió muchas veces, pero viene menos ahora. Pasa semanas sin asomarse. Ayer lo vi, me miró largo rato y se fue bruscamente. Me pareció que no se interesaba tanto por nosotros, que obedecía a una costumbre. Como lo único que hago es pensar, pude pensar mucho en él. Se me ocurre que al principio continuamos comunicados, que él se sentía más que nunca unido al misterio que lo obsesionaba. Pero los puentes están cortados entre él y yo porque lo que era su obsesión es ahora un axolotl, ajeno a su vida de hombre. Creo que al principio yo era capaz de volver en cierto modo a él -ah, sólo en cierto modo-, y mantener alerta su deseo de conocernos mejor. Ahora soy definitivamente un axolotl, y si pienso como un hombre es sólo porque todo axolotl piensa como un hombre dentro de su imagen de piedra rosa. Me parece que de todo esto alcancé a comunicarle algo en los primeros días, cuando yo era todavía él. Y en esta soledad final, a la que él ya no vuelve, me consuela pensar que acaso va a escribir sobre nosotros, creyendo imaginar un cuento va a escribir todo esto sobre los axolotl.


Julio Cortazar

ALOHA

Hay Ficción!!
esta vez, para la etapa ficccional decidimos basarnos en el cuento AXOLOTL de Julio Cortazar .
Nos planteamos el proyecto como instancia donde experimentar con diferentes tipos de recursos estilisticos y formales.

Este blog va a ser el medio donde expondremos los procedimientos, e inquietudes que se nos presenten durante el proceso creativo creacional y de realizacion de nuestro cortometraje...